Archivo de la categoría: Feminismada

Género, feminismo, justicia, igualdad de oportunidades

Creo

Creo en el cuerpo como lugar de partida de todo lo demás, como recipiente y depositante, como núcleo y germen de la lucha disidente y como espacio que guarda la memoria de todo lo que fuimos y lo que nos destruyó. Creo en la reconstrucción de la piel y de los hígados junto a otros cuerpos. Creo que las palabras más rocosas se instalan en nuestra carne y la pueblan y que a través de la escritura podemos abrirles la puerta o echarlas a patadas (dependiendo del caso y de la urgencia) e, incluso, transportarlas a otro lugar en el que la catarsis les permita construir algo nuevo y vigoroso que convierta la aspereza en potencia de cambio. Creo en los cuerpos cansados, mutilados, asqueados, que aún conservan energía para batallar juntos frente a la normatividad.

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La manada

Y te das cuenta de que la aventura no es tan mala como la pintan, tiene su parte de riesgo, a veces toca pasar tiempo a la intemperie, a veces el camino está demasiado enfangado y oscuro, a veces los lobos pasan demasiado cerca, te rozan y hasta te muerden. Pero hay mucha hierba alrededor, hierba fresca que te estalla dentro. Pero lo mejor de todo, ay Dios, es la compañía. Que no vas sola, que a tu lado hay otras desheredadas como tú. Y vais todas juntas, entre el sol, cantando vuestra canción. Ey, ho, estamos limpias, tenemos todo el día para reír y beber. Vamos con esas faldas largas que movemos con soltura al andar, algunos niños a la espalda y otros correteando delante, vamos a por agua a un pozo cercano donde provechamos para lavar la ropa sucia. Llegamos al pozo y al lado hay un río. Nos quitamos la ropa, también las fajas y corsés, y nos metemos al agua, con nuestros bebés. Es primavera. Cierras los ojos y dejas que el sol te hable. ‘Sí, Mariana, estás donde tienes que estar. Son tus lobas’. Ay, tus lobas. Ahora sí. Estás con tu manada.

No solo, que también

Y así seguimos. Que si el feminismo es lo contrario del machismo y que a mí los extremos no me gustan. Que si son unas radicales, unas feminazis, que ahora se ha puesto muy de moda y me sube la adrenalina si lo digo muchas veces, sobre todo en foros y enlaces de facebook. Que las mujeres ya lo tienen todo conseguido y que no sé qué más quieren. Que ya están en todos los sitios. Sí, mucha igualdad pero vosotras entráis gratis a las discotecas. Que las feministas están siempre enfadadas. Y odian a los hombres. Y son todas lesbianas. O putas. Que se toman a mal hasta un piropo dicho con gracia. ¿Y con esas pintas vas a ir? ¡Arréglate un poco! Que de verdad te lo digo, si las maltratan más de una vez es porque se dejan. Y algo habrán hecho. Porque si no cogerían la puerta y se largarían, ¿o no? Que también hay denuncias falsas. Y además, de la violencia de mujeres a hombres no se habla.

Y así siguen. Cada día. Hablando sin informarse, sin contrastar, enarbolando una bandera casposa y sucia. Perpetuando creencias e ideas distorsionadas. Juzgando constantemente.

26 de enero y 9 asesinatos machistas. Justo detrás, la ristra de absurdos discursos y frases negras. Un poco más atrás, todo lo que no se ve ni se dice. Por eso es tan importante educar y visibilizar, como hace Pamela Palenciano Jódar a través de su monólogo ‘No solo duelen los golpes’. Inmensa mujer  e inmenso trabajo. Siempre gracias.

¿Cómo se escribe ‘amor’?

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Me impresionó que una adivinanza infantil tuviera tanto de cierto. «Es blanco como la nieve, negro como al carbón. Es dulce como la miel y agrio como el limón». Pues sí, sería una definición muy sintetizada pero muy cierta de lo que es ese extraño sentimiento que se nos cuela en las entrañas y del que no sabemos escapar tan fácilmente.

Me asedian las dudas en este sentido. En primer lugar, habita en mí una incapacidad casi crónica (y, afortunadamente, más leve a medida que pasa el tiempo) para identificar sentimientos. Envidio a las personas que siempre tienen, o aparentan tener, tan claro lo que sienten respecto al amor. Yo debo de ser un poco limitada porque me cuesta considerablemente definir lo que me pasa, catalogar el huracán que se forma dentro de mí. En ocasiones lo consigo, pero ese descubrimiento interior lo consigo después de un tiempo prolongado de reflexión, análisis y de una superposición de pensamientos y sentimientos.

Las dudas de otra categoría se deben al feminismo. Resulta que después de navegar por este veterano, interesante y sorprendente mundo lila que tantos conocimientos y perspectivas me ha brindado, siento que hay cosas que no debería sentir y eso me provoca mil debates internos. Es decir, se supone que todo ese asunto de la inseguridad, celos, posesión, actitudes machistas y demás lo deberíamos tener más que trabajado las personas que nos sentimos inmersas en el océano feminista. Pero tengo las sensaciones que tengo, por los motivos que sean, o incluso sin motivo alguno o debido, quizá, a cierto modo de socialización, a las experiencias o a cualquier otro factor. Y me encuentro frente a frente conmigo misma, con la ideología que se adapta a lo que me mueve por dentro como telón de fondo y con sentimientos o emociones ‘fuera de lugar’.

Así que en esas andamos, en esa cuerda sostenida por las emociones y el feminismo y sin saber muy bien qué hacer para que se siga sosteniendo. Será a fuerza de trabajar conmigo misma, de establecer algún tipo de equilibrio entre la teoría y la práctica y de encontrar espacios en los que compartir impresiones. Eso o pensar que soy una neurótica.

Noticuento

Esa manida frase de que la realidad supera la ficción tiene mucho de verdad. Pero, ¿qué resultado tendría darle formato de noticia a un cuento tradicional?

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El temido lobo feroz resulta,

por fin, capturado

Su última víctima, CapeRoja, se muestra convencida de que es un delincuente y pide cadena perpetua

Una lluvia de reacciones ha suscitado la captura del temido lobo feroz, que en los últimos meses ha provocado más que un susto entre las habitantes de Villa Mansa. El animal, que se define «muy macho», no se atrevía a interceptar el paso de los chicos del lugar sino que su objetivo eran siempre las jovencitas.

Su última víctima, CapeRoja, se lo encontró en varias ocasiones. «Siempre quería llevarse la comida que me encargaba mi abuela», comenta. En una ocasión, el lobo llegó más lejos y engulló a la señora, además de las provisiones. Por suerte, y al haberla tragado entera, sin masticarla, su vida pudo ser salvada. CapeRoja lo tien claro. «Es un delincuente, que se pudra para siempre en la cárcel».

No obstante, existen otras opiniones. Algunas mujeres de la zona creen que el peligro no es tal. «Sólo quiere divertirse, yo me lo encontré un día y me lo quité de encima de un puntapié». Son palabras de Secreta, la carnicera del pueblo.

Por su parte, la abuela, todavía en estado de shock, no quiso decir mucho más. Sus únicas palabras fueron «¡A la hoguera!».

Seguiremos muy pendientes del desarrollo  del proceso y se lo contaremos en próximos boletines informativos.

Recursos humanos

 

 

Este corto, que descubrí hace unos meses, refleja a la perfección cómo en el ámbito laboral también se siguen dando agravios comparativos. Afortunadamente, cada persona termina poniéndose en su sitio. Para ver y valorar.

Efe de…

Soy plenamente consciente de las discrepancias que provoca la defensa del feminismo y, en muchos casos, la simple palabra. Feminismo. Parece ser que la simple morfología de la palabra no satisface. «Es que debería ser igualismo», aducen, algunxs. A mí me parece que se trata de ignorancia en toda regla. Es el sustantivo que viene al caso cuando las personas opinan sin estar informadas al respecto. Se evidencia, por tanto, que es necesaria más sensibilización y que podemos hablar como un problema radical, de la raíz, de la sociedad.

No obstante, lo que más me preocupa es que, en ocasiones, sean las propias mujeres quienes se quieran alejar del feminismo para que no se las pueda encasillar en ese cajón  maldito. Este patriarcado aberrante es lo que tiene, llega a hacernos sentir mal por velar por nuestros derechos. A más de un@ le recomendaría la sencilla acción de buscar ‘feminismo’ en la wikipedia, puede que se asombraran del hallazgo. Puede, simplificando más, que se enteren, por vez primera, de lo que significa. Ya sería todo un logro. Y tampoco es mucho pedir, ¿o sí?

Mujer y rural

Todavía hay quienes dicen que hablar de igualdad ya no tiene sentido. Que el feminismo, el patriarcado y el machismo son conceptos pasados de moda. Que, hoy en día, las mujeres (como si esto solamente fuera con nosotras) ya no tenemos motivos para reivindicar mucho más.

Que exageramos. Y que somos unas radicales. Y está claro que si eres feminista es que te gustan las tías sí o sí. Podría enumerar los cientos de prejuicios y estereotipos con los que hay que lidiar día sí y día también.

Gracias a que tenemos cifras y datos, que de vez en cuando sirven para algo. Hoy se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural. Aunque los días oficiales de reconocimiento  no sirven para casi nada, al menos florecen informaciones temáticas interesantes. Ser mujer y campesina es, en muchos casos, como ser invisible. No tienen voz en las negociaciones, derecho a tierras ni derechos laborales, pero sí cuentan con una sobrecarga de trabajo y de responsabilidades no valoradas.

El cambio social pasa, sí o sí, por nuevas relaciones de género. Por sensibilización, conciencia o como queramos lla marlo. Por tratar a las personas como personas, que es lo que somos. En definitiva, por humanidad.

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