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Relatos, poemas, retazos de la realidad en forma de verso

La tarea

Abandona el tacto espumoso de la almohada y empieza la rutina.
La primera tarea del día es revisar la cuenta bancaria.
A ver si algún ingreso. A ver si el recibo del paro. A ver si alguna herencia desconocida.
Luego llega el desencanto. Los mismos doce euros de hace días.
El dinero nunca llega por canales luminosos.
Continúa la tarea.
Administrar los céntimos del monedero, llamar al banco de alimentos.
Preguntar a su prima, a su vecina.
Y después la labor permanente, la que nunca se ausenta de la cabeza.
Plantearse cada mañana:¿Por qué?

Asolada

Para asolar tu carne solo preciso lengua de fuego
boca serpiente
y unas cuantas palabras misil
Si entonces quieres un baile será desmembrada y ya
sin ritmo
en alguna calle abierta
con serpentina y banderolas
Libres de fiesta
los adornos aún
sobre la piel lacia

La cena

Algo más. Algo más que un cuerpo con nombre, apellidos y número de identificación.

Más que ropa reusada y falta de contrato.

Masticas la infracción ya sea en casa o en la acera.

Tu registro te delata. O aún más fácil: no hay registro.

¿Deseos, dolores, heridas sin sutura también suman?

Para ellos solo es carne: negra, roja, amarilla o amoratada. Pero carne.

Carne infectada que llega para perturbar su cena.

Fuego

Fue hace tiempo, mucho y compacto.
Las tardes aún sabían a semillas de amapola y las mañanas, a furor.
Los besó y desapareció calle abajo.
Se llevó una mochila, pan y el tacto de unos labios agrietados.
Entre otras cuatro paredes, aprendió las presuntas verdades de la vida.
Hasta que el sol se situó en el punto más alto.
Entonces regresó -el regreso siempre insiste-
En la cuesta, calle arriba, encontró una casa en llamas.
Un fuego vencedor ya sospechado.

¿Cuántas horas lleva ardiendo?

El color

El color de los recuerdos
conversa con el negro y blanco
de las fotos antiguas

a veces entra en juego
algún difuminado de tonos lánguidos
e imprecisos
pero el objeto
esa entelequia en forma de papel
detona pronto entre las manos

Miras las estampas y regresas
a esa playa esa comida
cumpleaños de aquel tío
una nueva criatura algún festín
la permanente soledad de las
palabras calladas

Te trasladas y adviertes lo aprendido:
la anhelante sonrisa siempre
arropa al rojo intenso

 

Fantasmas

Los abrazos irán a otros cuerpos y sus manos no abarcarán las mías.
No los veré tras la cuarentena, como tampoco lo hacía antes (salvo en algún sueño impreciso).
No pronunciarán mi nombre y si lo hacen hallarán un eco informe.

¿Y esos fantasmas devotos?
¿Saborearé su carne extinta?
¿Vivirá la dicha en sus bocas ajadas?

El tiempo es una promesa dúctil
y sobrevivir
una medida de tiempo.

Volverán

Volverán. Las amapolas siempre muestran sus hechizos. Los gorriones nos habitan con encantos. Cinco y dos, el arcoíris. La lluvia sobre una piel algo más blanca, algo más sabia. Las risas sobre las calles. El balcón (solo) con sus geranios y la ropa aventurada. Las citas, los encuentros blanditos después de la marcha. Los aplausos tras el arte. La música en expansión con las bondades del universo. Los cuerpos cercanos, sin profilaxis.

Volverá todo. Estoy segura.

Pero hoy, con marzo entre los dientes, solo pienso en la (inmensa, necesaria y laboriosa) reparación.

En primavera

Llega una nueva estación
regada del gris intenso
llega para no marcharse
aunque no porta maleta

Los brotes ahora iluminan
algunas ramas huesudas
mientras la lluvia y el frío
aguardan la coyuntura
-como ego desmedido
descendiendo hacia lo alto-

Difuminan los contornos
del futuro
ese que se medirá
entre bosques
a mares

La reina del caudal dice:
lo que no cuidaste en invierno
no esperes que florezca
en primavera

Un naufragio

Un naufragio. De esos que se extienden durante meses, quizás años.
La tormenta viene avisando, la tripulación ya sabe.
Todo queda sumergido: animales, equipajes, brazos, piernas.
El daño es irreparable y la oscuridad absoluta en el fondo del mar.

Sin embargo, de repente, un movimiento. Algo se acciona. Algo inquieta el sigilo infinito, se instala en la superficie y logra ver el cielo. Algún rayo de sol.
No todo se perdió. Algo está flotando.

Aunque ahora quede a la deriva.

El pozo

El comienzo es impreciso
no sé si la masa espesa en el estómago
fue antes o después
del latigazo
 
Los años del hambre
de repente se acercaron
y no apareció sostén
 
Lo seguro: el desamparo
ese pozo que se nutre de todo
y aún así nunca se llena