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Análisis y divagaciones fruto del pensamiento, de conversaciones y de la reflexión tranquila

Alguien a quien solía conocer me habló una vez de pájaros bailadores, de ritos, de sorpresas y celebración. Me habló de nuevos lugares, de indicios, del calendario, de música mágica, hipnótica, frenética. Me habló y me habló y yo bebí de ese afluente de buenos presagios.

Pero un día no. Ya no. Un día solo el silencio. La caja del lenguaje se vació. Yo que la hacía inagotable.

Las palabras. Las palabras son como la ropa: se desgastan al usarlas demasiado.

Minientrada

Sin puertas ni ventanas. Hemos vivido durante meses en espacios cerrados con vistas a un cielo imposible. Y ahora, ahora que queda menos para no sabemos qué, se avecina temporal. Puede que la suerte asista y sigamos avanzando, pero también … Sigue leyendo

Digamos

Y entonces
y a veces
nada es igual a lo
anterior ni
apenas distinto

Digamos solo: caduca agosto
las plantas crecen y las golondrinas
mantienen su viaje
en medio de un cielo
nutrido en llamas

Poema de invierno

Dos pequeñas hojas salvajes
resisten al invierno en la rama
de un árbol huesudo

tormentas, tifones, aullido polar
presienten nevada espesa

(llegará la dicha
lloverán colores
susurra la una a la otra)

el contratiempo no empapa su entereza
y siguen pacientes
confiando en la primavera

Alambreo

Y al fin la vida era esto:
el colegio y diversión
la metamorfosis joven
universidad de sueños
-alguna vez fueron amplios-

después ya se vino abajo
se engancharon a la valla
las notas de cien exámenes y una
ocupación ilustre
con un sueldo hasta la tumba

el reloj advierte
seis de la mañana
la supervivencia espera

nuevo día
mismo suelo

alambreo como cualquier perdiz

La muela

Ayer me quitaron la muela del juicio.
Reconozco que iba con miedo, pero fue mucho peor de lo que esperaba.
Cirugía oral, decía la cita.
Cirugía mental resultó.
Salí de consultas externas y externalicé el cerebro.
Exodonocia del cordal 28. Los efectos temidos.
Al salir del hospital hablé de denuncias falsas, de fronteras necesarias, de pobres por elección.
Me fui directa al Black Friday. Llené bolsas y bolsones.
Invertí mis pocos ahorros en un Lamborghini a plazos.
Decidí meterme en política.

Me extrajeron la cordura.
Y aquí sigo desdentada.

Basura

cuando a mi ipod mi tablet mi smartphone
le deje de latir el corazón
naufragará hacia territorios
enajenados
inservibles como ese pequeño elemento ya muerto
donde almaceno mi vida
porque en Nigeria o El Congo
¿les servirá? mi pantalla vieja
mis teclas corrompidas
mi reluciente basura de litio cobalto tantalio

simple es la ecuación:
allí lo crean (entre sangre)
aquí lo uso (entre stories)
allí regresa (entre fuego)

aún más sencillo el esquema:
si hay que llorar
que lloren ellos

Caminos y pasos

Le vi cuando nos separaban pocos metros. Él bajaba por la calle y yo subía. Habían pasado unos cuantos años. Sorprendentemente, ahora tenía dientes nuevos y un ligero aire de juventud. Me contó que había cambiado de vivienda y que este mes ya no podría pagarla. Se le terminaba el subsidio. Pero ya inventaría algo para continuar en ella. “En algún lugar tendré que vivir”-dijo.

La risa no dejaba de florecerle mientras hacía un recorrido por todo este tiempo sin vernos: problemas con la burocracia, amigos que ya no estaban o que ya no eran, una sobrina recién llegada al mundo, la pierna derecha que le seguía incomodando. Charlamos también de la época en la que nos conocimos, de aquellas excursiones al campo con la perra y de las veladas cinéfilas. Nos pusimos al día en unos minutos. Me encantó verle, aunque de repente una nube espacio-temporal pareciera envolver la mañana, con su lluvia preparada dentro para estallar. Estaba a punto de invitarle a un café, cuando una furgoneta se aproximó por una calle cercana y dio la conversación por zanjada. “Ay, lo siento, tengo que irme, que se me va la comida”. El comedor social estaba a la vuelta de la esquina. Y el menú no esperaba por nadie.

Siguió su camino y yo intenté seguir el mío.

Partida

Vidas tendidas a la
sombra
lápidas sin nombre
ni flores
ni mármol
morirse es un lujo
que no siempre
se puede pagar

¿Cuántas monedas
sostienen mi existencia?

¿Quién custodiará
mi partida?

 

Muertes pequeñas

Pequeñas muertes diarias
imperceptibles
acechan
en cada esquina

muertes necesarias
a veces
inevitables
en otros casos
hirientes
de cuando en cuando

la estela
de la carne descompuesta
da origen
a otras realidades
a otros universos

esa es
la
revelación