Vengo de la nieve, del huracán y el miedo.

He recorrido todos los lugares en los que se puede correr peligro.

No ha habido ocasión de calentar la carne antes del temporal.

Era un temporal amigo y, a la vez, nuevo.

Como vengo de la nieve, no me detiene nada.

Si aparece un león en medio de la tarde, le saludo y doy media vuelta.

O desgarro su cuello mientras le abrazo.

He aprendido de los mejores.

Pero la nieve.

La nieve es una vieja conocida del silencio.

En eso nos parecemos.