Todavía hay quienes dicen que hablar de igualdad ya no tiene sentido. Que el feminismo, el patriarcado y el machismo son conceptos pasados de moda. Que, hoy en día, las mujeres (como si esto solamente fuera con nosotras) ya no tenemos motivos para reivindicar mucho más.
Que exageramos. Y que somos unas radicales. Y está claro que si eres feminista es que te gustan las tías sí o sí. Podría enumerar los cientos de prejuicios y estereotipos con los que hay que lidiar día sí y día también.
Gracias a que tenemos cifras y datos, que de vez en cuando sirven para algo. Hoy se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural. Aunque los días oficiales de reconocimiento no sirven para casi nada, al menos florecen informaciones temáticas interesantes. Ser mujer y campesina es, en muchos casos, como ser invisible. No tienen voz en las negociaciones, derecho a tierras ni derechos laborales, pero sí cuentan con una sobrecarga de trabajo y de responsabilidades no valoradas.
El cambio social pasa, sí o sí, por nuevas relaciones de género. Por sensibilización, conciencia o como queramos lla marlo. Por tratar a las personas como personas, que es lo que somos. En definitiva, por humanidad.
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