Primero fue la camisa
después el vestido
más tarde el sostén
el viento de mayo
se llevó las prendas
demasiado arraigadas al cuerpo
Cuando ya desapareció
la última manga de algodón
vino la piel
cuarteada y lista
para el arrastre
dispuesta
(un dos tres)
a la fuga
pero esa
precisamente esa
no se pudo airear