Sin puertas ni ventanas. Hemos vivido durante meses en espacios cerrados con vistas a un cielo imposible. Y ahora, ahora que queda menos para no sabemos qué, se avecina temporal. Puede que la suerte asista y sigamos avanzando, pero también es posible que arrecie el tiempo de las balanzas.
El miedo es libre y, en muchos casos, irracional.
La elección siempre existe.
Lo cálido es el vecino de lo confiable.
El Yo siempre es amigo de la distancia.
Los pretextos son de color fluorescente.
Y el mañana.
Qué sabor tendrá eso.